Venerupis (Ruditapes) philippinarum
Información
La almeja japonesa se alimenta por filtración; por lo general se encuentra en estuarios y lagunas, en fondos arenosos y fangosos, desde la superficie hasta unos pocos metros de profundidad. Puede alcanzar grandes concentraciones de individuos (más de 2.000 por metro cuadrado) y vivir durante varios días fuera del agua, ya que tolera un amplio rango de salinidades, concentraciones de oxígeno y temperaturas.
Requiere temperaturas superiores a unos 12 °C para desovar y la reproducción normalmente ocurre desde junio a septiembre cuando la temperatura del agua es de 20–23 °C. Sus larvas pasan 3-4 semanas a la deriva en el plancton, y después se asientan en el fondo fijándose con filamentos a rocas o conchas.
En el Mediterráneo, es probable confundir la almeja japonesa Venerupis philippinarum con la almeja fina, Ruditapes decussatus, cuya concha tiene una superficie con surcos radiales y concéntricos que están más espaciados. El contorno de la concha de R. decussatus es más bien alargado que oval, no tiene dientes dentro de las valvas cerca de la charnela, y el interior de la concha es por lo general completamente blanco.
Venerupis philippinarum es originaria de la región del Indo-Pacífico. En 1972, se introdujeron a lo largo de la costa atlántica de Francia ejemplares reproductores para su cultivo con objeto de reemplazar la almeja nativa Ruditapes decussatus. Desde entonces, el cultivo se ha extendido al mar Mediterráneo en Italia, Francia y Turquía, introduciéndose los primeros ejemplares juveniles en la laguna de Venecia en 1983. En la actualidad, las poblaciones en el medio natural prosperan en todas las lagunas a lo largo de la costa norte del Adriático así como en otras áreas costeras.
Sus características invasoras con gran potencial para la dispersión, crecimiento rápido y gran capacidad para adaptarse a nuevos ambientes puede generar un gran impacto sobre la fauna y flora del macrobentos, ya que compite por alimento y espacio con otros invertebrados filtradores. Puede suplantar a la almeja fina autóctona, Ruditapes decussatus, y llevar a la extinción de otras poblaciones de moluscos locales, como se ha observado en la laguna de Venecia.
La abundancia de estos bivalvos podría aumentar de forma significativa la erosión y las tasas de re-suspensión del sedimento, y enriquecer en exceso los sedimentos con biodepósitos, produciendo condiciones anóxicas en el sedimento, inhibiendo la nitrificación y matando la fauna bentónica. Esta especie puede desestabilizar el sedimento, y puede asimismo competir por recursos con otras especies e inhibir su reclutamiento poblacional al ingerir otras larvas pelágicas, lo que puede conducir a cambios en las comunidades bentónicas.
La almeja japonesa es una de las especies más importantes en el cultivo de marisco. La producción mundial de esta especie representa el 20% del mercado global de marisco. Italia es el mayor productor europeo de Venerupis philippinarum con el 90% del mercado, con un valor de más de 100 millones de euros. Sin embargo, el potencial impacto negativo de esta especie no ha sido cuantificado aún.
Sladonja et al, 2011. Manila Clam (Tapes philippinarum Adams & Reeve, 1852) in the Lagoon of Marano and Grado (Northern Adriatic Sea, Italy): Socio-Economic and Environmental Pathway of a Shell Farm. Aquaculture and the Environment - A Shared Destiny, Dr. Barbara Sladonja (Ed.).
http://www.ciesm.org/atlas/Ruditapesphilippinarum.html
http://www.nobanis.org/MarineIdkey/Bivalvia/RuditapesPhilippinarum.htm